Si sientes que necesitas unas vacaciones después de tus vacaciones — o al menos otro día libre después del fin de semana— no estás solo. Volver al trabajo tras los descansos de temporada siempre resulta estresante. Después de haber tomado el sol y descansado junto al mar, pasar de lanzarte a las olas a lanzarte de nuevo al trabajo puede parecer una misión imposible.
Según algunos estudios, la felicidad que deja un viaje no dura mucho… a menos que hayas tenido unas vacaciones realmente relajantes y lo suficientemente largas antes de regresar a la oficina. Como la mayoría intenta aprovechar al máximo sus días libres, muchos vuelven al trabajo sintiéndose más agotados que descansados.
Uno de los mayores retos tras un “¡felices fiestas!” es recuperar (o al menos mantener) la productividad laboral.
¿Te suena? Entonces no te pierdas nuestros consejos para mejorar tu vacation recovery.
Volver al trabajo o a casa suele ser lo último en lo que piensas cuando planificas tus vacaciones. Sin embargo, es una de las cosas más importantes que puedes hacer antes de desconectarte.
Cuantos más cabos sueltos logres atar antes de irte, mejor. Sí, el trabajo nunca se acaba. Pero si resuelves los asuntos urgentes antes de salir de vacaciones de temporada o cualquier otro descanso, el regreso no será tan abrumador, ya que volverás con algo de terreno ganado.
Además, irte con la conciencia tranquila y la cabeza despejada no tiene precio.
Y no te olvides de activar tu mensaje de fuera de la oficina. No solo estarás avisando a tus colegas y socios de tu ausencia: también les harás saber que necesitarás un poco de tiempo para retomar el ritmo cuando regreses.
7 consejos para ser mantenerse productivos en el trabajo después de la temporada vacacional
1. Haz una lista de tareas pendientes y ordénalas según su importancia
No tiene sentido intentar completar todas tus tareas en un solo día. Ese objetivo imposible de hacerlo todo apenas regresamos es una de las razones por las que tememos tanto la vuelta al trabajo. Seamos honestos: priorizar tareas según su importancia es complicado, porque casi todo lo que se acumula en el trabajo parece ser una prioridad máxima.
Las tareas menos críticas son más fáciles de identificar, y este puede ser un buen punto de partida. Por ejemplo, usando la Matriz de Eisenhower, puedes clasificar tus tareas diarias y los proyectos más grandes en una de las siguientes categorías:
- Tareas urgentes e importantes (deben atenderse lo antes posible)
- Tareas no urgentes pero importantes (debes encontrar tiempo para ellas una vez que hayas terminado con las prioritarias)
- Tareas urgentes pero no importantes (delégalas a alguien más)
- Tareas no urgentes ni importantes (olvídalas por un tiempo)
Una vez que hayas terminado de priorizar, empieza a avanzar con tus tareas y pendientes paso a paso.
Al organizar lo que tienes que hacer cada día, ganarás claridad, tranquilidad y un mayor sentido de dirección. Esto te ayudará a dejar atrás la ansiedad sobre por dónde empezar o cómo retomar tu trabajo.
Es mejor avanzar con calma y revisar bien cada cosa, que apresurarse por terminar y luego tener que rehacerlo todo desde cero.
2. Comienza tu trabajo con tareas claras y precisas cuando regreses a la oficina
Busca un equilibrio entre las tareas y elige con sabiduría el primer proyecto en el que trabajarás. Empezar por los proyectos más difíciles puede ser una buena estrategia, pero recuerda: no sobreestimes tu capacidad ni subestimes lo que realmente es importante.
Antes que nada, pide a tus colegas que te pongan al día sobre cualquier detalle que puedas haber pasado por alto y familiarízate bien con la situación actual una vez que regreses al trabajo.
Calienta motores con tareas rutinarias y aquellas que requieran menos esfuerzo y concentración. Lee documentos, comienza a preparar informes y repasa las etapas anteriores de cualquier proyecto en curso. No te lances de inmediato a actividades que demanden un análisis profundo y mucha atención.
Considera hacer una transición más suave hacia el trabajo a plena capacidad, enfocándote en tareas pequeñas pero decididas. Al final del día, no hay nada más satisfactorio que esa verdadera sensación de logro en el trabajo.
Si es posible, evita reuniones, ventas y negociaciones durante los primeros días después de volver de las vacaciones o los días festivos. Abordar tareas complejas y desestructuradas desde el primer momento solo te agotará rápidamente.
3. Establécte expectativas realistas
No te sientas presionado por ponerte al día con todo de golpe. Después de un descanso, puede ser tentador lanzarse a una montaña de correos electrónicos y proyectos sin terminar, pero esta forma de actuar puede llevar al agotamiento. En lugar de intentar abordar todas tus tareas de inmediato, enfócate en lo que es más urgente y manejable. Divide tu trabajo en partes más pequeñas y alcanzables, y date tiempo para adaptarte de nuevo al ritmo.
Comienza con los asuntos de alta prioridad y establece plazos realistas para completar las tareas. Fijar objetivos alcanzables te ayudará a recuperar el impulso sin sentirte abrumado. Esto te permitirá avanzar paso a paso, ganando confianza en el camino. Recuerda, está bien tomarte las cosas con calma al principio; una vuelta progresiva a la rutina hará que la transición sea más suave y sostenible.
4. Toma descansos corto durante tu jornada de trabajo
No intentes avanzar en tus tareas sin tomar descansos. Los descansos te ayudan a recargar energías y a prevenir el agotamiento, algo especialmente importante después de regresar de unas vacaciones. Aléjate de tu escritorio por unos minutos, da una caminata rápida o practica ejercicios de respiración profunda. Esto te ayudará a reenfocar, reducir el estrés y aumentar la productividad sin sentirte abrumado.
Procura que tus descansos sean consistentes para darle a tu cerebro la oportunidad de resetearse a lo largo del día. Si es posible, programa un recordatorio para tomar un descanso cada un par de horas. Un descanso bien sincronizado puede ser tan productivo como trabajar sin parar. Ya sea una pausa de 5 minutos para estirarte o un descanso de 10 minutos para tomar café, estos breves momentos de relajación te ayudarán a mantenerte fresco y concentrado durante el resto del día.
5. Crea en un ritual para cuando se acerque tu hora de salida
Crea un ritual para el momento de llegar a casa cada día después de tu regreso de las vacaciones pagadas de temporada u otros descansos. Recuerda siempre esa sensación de relajación que experimentarás al cruzar la puerta de tu hogar.
Piensa en organizar una reunión con algunos amigos. Imagina lo agradable que sería pasear por tu parque favorito mientras disfrutas de una taza de café. Ir de compras (siempre que no hayas gastado todo tu dinero durante la temporada de “felices vacaciones”) también puede ser una buena forma de celebrar tu regreso a casa. Consulta conciertos, exposiciones o fiestas en tu zona y considera reservar con anticipación para tener algo que esperar con ilusión.
En definitiva, es importante que planifiques actividades que disfrutes para las semanas y meses posteriores a tu regreso. Esto te dará una meta y algo por lo que ilusionarte, lo cual es fundamental para superar cualquier tristeza postvacacional.
No temas darte un gusto después de tus vacaciones. No tiene que ser algo costoso, pero sí es importante que siempre tengas algo placentero por lo que esperar, tanto en casa como durante tus descansos.
6. Limpia y organiza tu casa antes de regresar al trabajo
Limpia tu hogar y ordena cualquier desorden antes de volver al trabajo. Encuentra el lugar adecuado para los souvenirs en la repisa, riega las plantas, alimenta al perro y cuelga la ropa.
Completa todas esas tareas domésticas rutinarias que, de no hacerse, podrían distraerte durante la jornada laboral. Prepara tu escritorio, quita el polvo, acomódate en tu silla, toma una taza de café y un poco de agua, y mentalízate para comenzar y ser productivo.
Empieza a trabajar revisando los mensajes y correos electrónicos importantes que se hayan acumulado durante tus vacaciones. Es fundamental que priorices lo más relevante para que no quede dando vueltas en tu cabeza.
No dudes en ponerte al día con tus compañeros. Una pequeña charla siempre es un excelente impulsor del ánimo para todos, incluido tú mismo.
7. Mantén tu mente los recuerdos de tu vacaciones cuando regreses al trabajo
Las vacaciones son tanto un estado mental como un lugar al que volar. Sí, tu cuerpo puede estar sentado en una oficina cerrada y puedes sentirte agobiado y abrumado por el trabajo, pero los recuerdos agradables de los rincones más remotos del mundo siempre pueden inspirar tu alma.
Considera usar velas aromáticas y decorar tu espacio de trabajo con algunas fotos que te recuerden los momentos destacados de tus recientes vacaciones. Intenta cocinar los platillos que te conquistaron durante el viaje y deja que esos recuerdos te reconforten cada vez que los necesites.
No te pongas triste porque las vacaciones terminaron y, si es posible, ¡comienza a planear las próximas!
Si comprar un boleto a un destino nuevo y emocionante no es una opción ahora mismo, ¿qué tal una pequeña escapada de un día dentro de unas semanas?
Al igual que las propias vacaciones, regresar al trabajo requiere cierto grado de preparación y paciencia. El “síndrome postvacacional” es algo común en la vida.
